Un plan perfecto para realizar con niños si estás en Buenos Aires es sin duda conocer el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (Av. Ángel Gallardo 470), un lugar que me sorprendió de manera grata.
Para mi visita elegí un día de semana en plenas vacaciones de invierno. Si bien el clima no acompañaba, por mi investigación previa estaba segura de que valdría la pena.
Al llegar, en la puerta, una serie de dinosaurios animados me dio la bienvenida al edificio. Al ver sus movimientos no me costó mucho imaginar cómo serían en realidad. El que más me gustó fue el Tyranosaurus Rex.
Este museo que se encuentra en Parque Centenario es el más antiguo de Argentina y su origen se remonta al año 1812 cuando el Primer Triunvirato invitó a las provincias a reunir material para dar principio al establecimiento de un Museo de Historia Natural en la Capital. Esta idea se concretó mediante una resolución firmada por Bernardino Rivadavia en 1823.
Pasó por distintas sedes, desde el Convento de Santo Domingo hasta La Manzana de las luces.
Se comenzó a construir en 1937 en su ubicación actual y en su edificación pueden verse detalles alusivos a la flora y fauna autóctona, entre las que se encuentran figuras de distintos tipos de animales. Cuenta con 14 mil metros cuadrados distribuidos en 6 niveles.
Un museo con muchas exhibiciones
Lo primero que llamó mi atención al entrar fue la sala de exposición “El agua” que hace hincapié en la importancia de la preservación de este recurso natural mediante juegos didácticos y material audiovisual.
Algunas temáticas que se abordan son los humedales, la huella hídrica, la conservación y el manejo de la contaminación y el ciclo del agua, entre otros.
Fotografía Ayelén Reales
El museo es bastante grande y cuenta con varias salas. Uno de los sectores más lindos para recorrer con niños es el de paleontología donde hay registros fósiles de hace millones de años. En las vitrinas laterales se pueden hallar a las distintas especies que habitaron la tierra con las respectivas infografías de su evolución.
Otro rincón interesante es el de los artrópodos que está en el primer piso donde se pueden ver distintas clases de insectos como mariposas, ciempiés y arañas.
Fotografía Ayelén Reales
Algo que despertó mi curiosidad mientras me dirigía hacia allá fueron los detalles de los caracoles de tierra estilizados en hierro forjado que hay en las escaleras. Desde el entrepiso se obtiene una buena vista panorámica del hall de entrada.
Otras exhibiciones que se pueden visitar son “Antártida” donde se pueden apreciar desde una pareja de lobos marinos hasta estrellas de mar, erizos y moluscos, “Mamíferos actuales” que cuenta con un grupo de monos taxidermizados y la sala “Aves” en la que hay 230 especies y se ofrece información de cada una de sus familias presentes en Argentina.
Fotografía Ayelén Reales
Lleva tiempo recorrerlo. Fui con la idea de estar tan solo 1 hora y al final me quedé casi 3. Llevar calzado cómodo es la clave, ya que hay que caminar bastante.
Un plan ideal para hacer con niños y pasar una tarde entretenida entre dinosaurios y lobos marinos. Abre todos los días de 14 a 19 hs. Consultar información sobre costos en la página web oficial https://www.macnconicet.gob.ar/