Situado en el corazón del Barrio Chino, en Av. Cramer al 1700, se encuentra el templo budista Fo Guang Shang, una joya oculta del paisaje porteño que sin duda vale la pena visitar.
La historia del Budismo Humanista en Argentina se remonta al año 1992 cuando el Maestro Hsing Yun llego al país e introdujo dicho concepto.
En 1993 se creó la Asociación Internacional de Luz de Buda, una organización mundial con más de 200 sedes en todo el mundo. Tan solo unos años después, en una Asamblea Anual de miembros realizada en la ciudad de París en 1996, Chang, Sheng-Kai, decidió donar un terreno de edificio con dos pisos de mil metros cuadrados en total, para que los miembros latinoamericanos tuvieran un lugar físico en el cual reunirse. Fue así como el 1 de enero de 1997 se inauguró el Templo Fo Guang Shan Argentina.
Clases de yoga y algo más
Al llegar, se puede encontrar un cartel en la puerta de entrada en el que se leen las disciplinas que allí se practican: Hatha Yoga, Taichi avanzado, Kung Fu y Danza China, entre otras.
Al ingresar al establecimiento, el visitante se encuentra con un cuadro con la foto del fundador del Monasterio que reza 4 consignas: “Dar confianza. Dar esperanza, dar alegría. Dar facilidad”.
El lugar cuenta también con un salón de té en el que se pueden degustar distintos tipos de delicias como cookies de matcha, té de burbujas o de flores de Jamaica o algún cheesecake japonés mientras se disfruta de la lectura de alguno de los ejemplares relacionados a la temáticas que allí se encuentran.
Fotografá Ayelén Reales
El origen del Buda Feliz
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Tras caminar por un pequeño pasillo nos encontramos con el “Happy Buda” o Buda de la felicidad, un símbolo muy común en la cultura budista. Aunque solo es un mito la creencia reza que tocar su panza o su cuerpo, este nos va a devolver la fortuna.
Se cree además que debemos entregarle todas las angustias y preocupaciones para que él a cambio nos devuelva alegría y felicidad.
Al llegar al templo y antes de ingresar se puede encontrar una gran cantidad de papeles de colores inscritos con frases de aliento de los poetas sabios. La costumbre es tomar un palillo de incienso y colocarlo entre los ojos para saludar al Buda con ese leve humo. Al terminar el saludo hay que volver a clavar el palillo en el recipiente.
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Dentro del templo se pueden encontrar diferentes figuras. Una de ellas es la de Buda Sakiamuni, un príncipe que abandonó su palacio y sus riquezas para ir a hacer su búsqueda espiritual, hasta que se iluminó.
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Durante la ceremonia hay diferentes instrumentos como el pez de madera. Según la creencia budista los practicantes tienen que ser “despiertos como peces”.
Los golpes dados sobre ese pez de madera sirven como guía para los fieles que acuden a leer el libro de Sutra, ya que cada golpe es una letra. De esta forma todos pueden recitar de manera uniforme.
También se puede encontrar un cuenco con inciensos y un gong cuya finalidad es bendecir al público antes de comenzar la ceremonia.
Otros instrumentos que acompañan al gong son el tambor y las campanitas. La persona que los toca está frente a los fieles y le avisa al maestro que conduce la ceremonia y que está de espaldas, que los presentes están listos.
Sin dudas un lugar que vale la pena conocer en Buenos Aires.¿Los horarios? Martes a domingos 10 a 18 hs (corroborar los horarios antes de la visita)